"Y algunas veces suelo recostar
mi cabeza en el hombro de la luna
y le hablo de esa amante inoportuna
que se llama soledad." (J.S.)

Siempre me he preguntado en que parte del alma vive la Soledad para poder visitarla y espiarla cada vez que me plazca, pero poder volver de igual forma a mi mundo original. Aún no logro comprender si la señorita Soledad es emoción o sentimiento, causa o efecto, quizás sea verdad o mentira; muy probablemente, según el día, sea todas y ninguna a la vez. Resulta demasiado constante la tentación de moverse en la linea de no retorno, es extrañamente atrayente la sensación que provoca la soledad, esa permanente visión de vacio emocional, pero que a la vez nos mantiene en compañia de nosotros mismos.

Considero ridícula aquella prostituida postura de la proactividad, inteacción permanente con el resto del mundo. Al parecer soy una especie de anticuario social por mantener la vieja costumbre de consultar conmigo mismo la posibilidad de acercar a alguien a mi vida. Mi Soledad es egoista y ególatra, suele pedirme la totalidad de atención, pero generalmente es sabia, me aleja de aquellos a quienes no considera aptos. Darwinismo social, fascismo emocional o tal vez simpatía totalitaria, llamenlo como quieran, pero jamás estaré cerca de alguien que no logre adormecer el fantasma de la Soledad. Es en ese punto, cuando se van las ganas de estar sólo, que puedo reconocer el agrado de estar en contacto con alguna persona.

Que no se mal interprete, puedo estar en un gran grupo de personas, sentados en la misma mesa, pero lo más probable es que este disfrutando con mi eterna amante, la soledad, quien me besa para amarrarme a ella haiendo mas llevadera la situación. Generalmente es asi, salvo las ocasiones en que aparece alguna de esas personas apetecibles, quienes inconcientemente me invitan a compartir mi mundo con ellas, olvidando a los otros......... Lo siento soledad, a veces suelo serte infiel.

Live Yourself